lunes, 14 de julio de 2008

Mas sobre FOUCAULT: LOS ANORMALES (I)

Con el propósito de dar a conocer sus actividades académicas el Collège de France publica un anuario que consigna la síntesis de los distintas conferencias y seminarios dictados durante el año. Cada resumen está a cargo del profesor del curso respectivo y en el caso que nos ocupa, se publicó con éstos datos: “M. FOUCAULT, Les anormaux, Annuaire du Collège de France, 75ª année, Histoire des systémes de pensée, année 1974-1975, 335-339”. El mismo resumen aparecerá luego en la edición dirigida por Daniel Defert y François Ewald (con la colaboración de Jacques Lagrange): M.FOUCAULT, Dits et écrits I,1954-1975, Ed. Quarto/Gallimard, Paris 2001, 1690-1696). En dicho resumen, Foucault vuelve sobre lo que constituye su curso lectivo 1974-1975 y así pasa a adquirir cierta autonomía.
He aquí, una parte de ese resumen, y que pongo a consideración del lector. En otras 2entradas, las completaré.


La gran familia indefinida y confusa de los "anormales", acechada por el miedo a finales del siglo XIX, no marca simplemente una fase de incertidumbre o un episodio un poco desdichado en la historia de la psicopatología, sino que ha sido formada en correlación con todo un conjunto de instituciones de control, toda una serie de mecanismos de vigilancia y de distribución. Mientras estuvo casi por completo contenida en la categoría de "degeneración", dio lugar a elaboraciones teóricas irrisorias, pero con efectos duramente reales.
El grupo de anormales se formó a partir de tres elementos cuya constitución no ha sido exactamente sincrónica.
1.- El monstruo humano. Vieja noción cuyo marco de referencia es la ley. Noción jurídica, entonces, pero en sentido amplio, ya que en ella se trata no sólo de leyes de la sociedad sino también de leyes de la naturaleza: el campo de aparición del monstruo es un dominio jurídico-biológico. Cada una en su momento, las figuras del ser mitad hombre mitad bestia (valorizadas sobre todo en la Edad Media), las individualidades dobles (valorizadas sobre todo en el Renacimiento), los hermafroditas (que han suscitado tantos problemas durante los siglos XVII y XVIII) han representado esta doble infracción: lo que hace que un monstruo humano sea un monstruo no es sólo la excepción que representan en relación a la forma de la especie, sino el problema que plantea a las regularidades jurídicas (se trate de las leyes del matrimonio, de los cánones de bautismo o de las reglas de la sucesión). El monstruo humano combina lo imposible y lo prohibido. Es preciso estudiar en esta perspectiva los grandes procesos a hermafroditas donde se han enfrentado juristas y médicos desde el caso de Rouen (a comienzos del siglo XVII) hasta el proceso de Anne Grandjean (a mediados del siglo siguiente) como así también obras como la Embriología sagrada de Cangiamila, publicada y traducida en el siglo XVIII.
A partir de allí se pueden comprender un cierto número de equívocos que continuarán obsesionando el análisis y el estatuto del hombre anormal, incluso cuando éste haya reducido y confiscado los rasgos propios del monstruo. En primera línea de estos equívocos se encuentra un juego nunca completamente controlado entre la excepción a la naturaleza y una infracción al derecho. Ambas dejan de superponerse sin dejar de jugar una en relación a la otra. El alejamiento "natural" de la "naturaleza" modifica los efectos jurídicos de la transgresión y sin embargo no los borra por completo, no remite pura y simplemente a la ley, pero tampoco la suspende: la pliega, produciendo efectos, activando mecanismos, apelando a instituciones para-judiciales y, marginalmente, médicas. Se ha podido estudiar en este sentido la evolución del peritaje médico-legal en materia penal desde el acto "monstruoso" problematizado a comienzos del siglo XIX (con los casos Cornier, Léger, Papavoine) hasta la aparición de esta noción de individuo "peligroso" –a la cual es imposible darle un sentido médico o un estatuto jurídico- y que no obstante es la noción fundamental de los peritajes contemporáneos. Al plantear hoy a la medicina la pregunta en sí misma insensata: ¿es peligroso este individuo? (pregunta que contradice un derecho penal fundado en la sola condena de los actos y postula una relación de implicación mutua y de naturaleza entre enfermedad e infracción), los tribunales están prolongando –a través de transformaciones que se trata de analizar- los equívocos de los viejos monstruos seculares.

Continúa…

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